En la primera parte, J.C. Ryle prueba contundentemente la autoridad
bíblica sobre la que descansa el día de reposo, el propósito de dicho día, la
forma en que debe guardarse y la manera como es profanado, concluyendo con una
vehemente exhortación a que sea verdaderamente santificado.En la segunda parte, A.A. Hodge demuestra tanto por la Biblia como por la historia de la Iglesia que el día del Señor que guardamos los cristianos es esencialmente el mismo que el día de reposo que se observaba en el Antiguo Testamento, y que solo el día (del séptimo al primer día de la semana) ha cambiado. FORMATO: PDF [Descargar acá]


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