El mensaje del autor a los creyentes
bíblicos es que "nuestra actitud debe ser la que hubo en Jeremías; llorar
sobre la gran ciudad. Y en medio del llanto hablar sin tregua del juicio que,
indefectiblemente, caerá sobre la generación apóstata". Es por esto por lo
que Schaeffer siempre denunció con igual pasión tanto el evangelio de Barth
como el de Billy Graham, siendo marginado por la inmensa mayoría del
neoevangelicismo de su tiempo. Aunque su trasfondo sea originalmente el del
fundamentalismo de McIntire (que se separa de Westminster en 1937, donde
Schaeffer comenzó sus estudios el año 35, para graduarse luego en el Seminario
de la Fe de la pequeña Iglesia Bíblica Presbiteriana), su famosa crisis espiritual
en las montañas suizas el invierno del año 51 le hace separarse también del
fundamentalismo norteamericano, que tan duramente critica en su último libro El
gran desastre evangélico. "¿Qué haría si encontrara en el tren a un hombre
verdaderamente moderno y tuviera solamente una hora para hablarle del
Evangelio?". Schaeffer "dedicaría 45 ó 50 minutos a lo negativo, para
presentarle realmente el dilema en que se encuentra... Entonces tomaría 10 ó 15
minutos para presentarle el Evangelio". (74). Para ello el autor expone
las grandes verdades bíblicas a la luz de pensamientos de diferentes autores y
artistas contemporáneos. De ahí que la verdadera necesidad del hombre no es de
una salvación psicológica, sino de la culpa moral. Al abandonar la santidad de Dios,
el hombre pierde su significado, ya que "lo que está perdido no es Dios,
sino el hombre" (126). Si hay algo de lo que puedes estar seguro es que
este libro no te dejará indiferente. Tiene el poder para transformar tu vida,
ya que en todo él resuena el mensaje afilado de la Palabra de Dios por medio de
un profeta como Jeremías y un libro tan importante como Romanos. FORMATO: PDF [Descargar]
El mensaje del autor a los creyentes
bíblicos es que "nuestra actitud debe ser la que hubo en Jeremías; llorar
sobre la gran ciudad. Y en medio del llanto hablar sin tregua del juicio que,
indefectiblemente, caerá sobre la generación apóstata". Es por esto por lo
que Schaeffer siempre denunció con igual pasión tanto el evangelio de Barth
como el de Billy Graham, siendo marginado por la inmensa mayoría del
neoevangelicismo de su tiempo. Aunque su trasfondo sea originalmente el del
fundamentalismo de McIntire (que se separa de Westminster en 1937, donde
Schaeffer comenzó sus estudios el año 35, para graduarse luego en el Seminario
de la Fe de la pequeña Iglesia Bíblica Presbiteriana), su famosa crisis espiritual
en las montañas suizas el invierno del año 51 le hace separarse también del
fundamentalismo norteamericano, que tan duramente critica en su último libro El
gran desastre evangélico. "¿Qué haría si encontrara en el tren a un hombre
verdaderamente moderno y tuviera solamente una hora para hablarle del
Evangelio?". Schaeffer "dedicaría 45 ó 50 minutos a lo negativo, para
presentarle realmente el dilema en que se encuentra... Entonces tomaría 10 ó 15
minutos para presentarle el Evangelio". (74). Para ello el autor expone
las grandes verdades bíblicas a la luz de pensamientos de diferentes autores y
artistas contemporáneos. De ahí que la verdadera necesidad del hombre no es de
una salvación psicológica, sino de la culpa moral. Al abandonar la santidad de Dios,
el hombre pierde su significado, ya que "lo que está perdido no es Dios,
sino el hombre" (126). Si hay algo de lo que puedes estar seguro es que
este libro no te dejará indiferente. Tiene el poder para transformar tu vida,
ya que en todo él resuena el mensaje afilado de la Palabra de Dios por medio de
un profeta como Jeremías y un libro tan importante como Romanos. FORMATO: PDF [Descargar]


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