Un poderoso
tónico para predicadores cansados. Un libro que ausculta profundamente la
teología, las estrategias y la espiritualidad de los ministros del púlpito. En
la primera parte, el autor explica por qué Dios debe ser supremo, y dice: “La
razón de que la predicación sea tan esencial a la adoración corporativa de la
iglesia es que es adecuada de manera única para alimentar tanto el
entendimiento como el sentimiento. Es adecuada de manera única para despertar
el ver a Dios y el saborear a Dios. Dios ha ordenado que la Palabra de Dios
venga en una forma que enseñe a la mente y toque el corazón”.
Un poderoso
tónico para predicadores cansados. Un libro que ausculta profundamente la
teología, las estrategias y la espiritualidad de los ministros del púlpito. En
la primera parte, el autor explica por qué Dios debe ser supremo, y dice: “La
razón de que la predicación sea tan esencial a la adoración corporativa de la
iglesia es que es adecuada de manera única para alimentar tanto el
entendimiento como el sentimiento. Es adecuada de manera única para despertar
el ver a Dios y el saborear a Dios. Dios ha ordenado que la Palabra de Dios
venga en una forma que enseñe a la mente y toque el corazón”.


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