Muchos de
nosotros poníamos nuestra esperanza en el dinero, el verdadero amor y la vida
que siempre habíamos querido, creyendo que eran la clave para la felicidad,
pero albergando la sospecha insidiosa de que nos iban a defraudar. No es de extrañar
que nos sintamos perdidos, solos, desencantados y resentidos. Únicamente hay
un Dios que puede satisfacer plenamente nuestros anhelos y ahora es el momento
perfecto para volver a él o para conocerle.
Muchos de
nosotros poníamos nuestra esperanza en el dinero, el verdadero amor y la vida
que siempre habíamos querido, creyendo que eran la clave para la felicidad,
pero albergando la sospecha insidiosa de que nos iban a defraudar. No es de extrañar
que nos sintamos perdidos, solos, desencantados y resentidos. Únicamente hay
un Dios que puede satisfacer plenamente nuestros anhelos y ahora es el momento
perfecto para volver a él o para conocerle.


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