En una cultura
obsesionada con el sexo, donde la felicidad y la virginidad pertenecen solo a
una minoría, ¿qué esperanza hay de pureza sexual?
Durante demasiado
tiempo, la iglesia ha permanecido casi en silencio respecto a cuestiones
sexuales, excepto para decir no y prohibir. Hayal encarar una cultura que dice
sí enfáticamente a toda clase de actividad sexual, los cristianos se han dado
cuenta de que necesitan cavar más profundo:
¿Cuál es el
propósito de la sexualidad? ¿Cómo pueden los cristianos evadir la seducción de
las trampas sexuales y rescatar a otros que han caído en ellas? [
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